"PORQUE EL AMOR SIEMPRE SUMA, NUNCA RESTA Y EN ESTADO PURO MULTIPLICA."

Hijos, yerno , nueras, amigos, compañeros, Stellita, compañera inseparable:

Cincuenta años, mucho tiempo para algunos, pero para mí que he disfrutado la compañía de esta bella y maravillosa mujer, son como un instante. Desde el momento que escuché ese "sí, acepto", lleno de dulzura y amor ante el sacerdote que presidia la ceremonia, mi vida se ha colmado de regocijo. La alegria y los éxitos personales y profesionales han estado en forma permanente en este hogar y para mí, la mitad se debe a todo lo que ha hecho mi amada Stellita.

Cuando inicié mi carrera militar, un sabio comandante me dijo: “al militar se le pueden perdonar muchas equivocaciones, menos que tenga malos amigos y que se case mal, porque tiene todas las posibilidades para seleccionar bien”. Por eso para casarme acudí a las enseñanzas de mi padre: “si encuentras una niña de corazón sensible , de suavidad en sus modales, con una mente desarrollada y una forma agradable a tu gusto, hazla tu esposa, llévala a tu casa, porque es digna para ser la compañera para toda tu vida, quiérela y apréciala, pues es una bendición de Dios, a ella le puedes confiar tus secretos , pues sus consejos serán sinceros y no serás engañado. Sé fiel a su lecho, porque ella es la madre de tus hijos, a los cuales debes preparar desde niños con máximas de verdad; enséñales obediencia y ellos te bendecirán, enséñales modestia y no se avergonzaran, enséñales gratitud y recibirán beneficios, enséñales diligencia y sus fortunas crecerán, enséñales religion y morirán felices “ . Hasta la fecha Stellita y yo hemos cumplido esos sabios consejos, esta es la causa para que cincuenta años hayan pasado como un instante, y este amor se viva día a día como el primer día de noviazgo.

Pero para que el amor perdure y sea verdadero, es necesario hacer de la vida diaria una oportunidad para demostrar ese amor al ser amado, pues este noble sentimiento requiere de los cuidados para acrecentarlo: una mirada, una palabra cariñosa, una sonrisa, una cogida de mano, un abrazo, un elogio oportuno. Mis padres vivieron 62 años casados y muy unidos, hasta el dia que mientras ella rezaba en su lecho de enferma, Dios la llamó a su presencia. Inmediatamente ella falleció, mi padre se arrodilló ante una imagen del sagrado corazón de Jesús y le dijo : “gracias señor porque no la dejaste sufrir mi muerte”, frente a esto yo le pregunté que por qué hacía eso, y él respondió: porque la amo , porque nadie puede hablar de amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer, una mujer que ama a quien la ama con toda el alma. Se limpió una lagrima y continuo, ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, cuando me toco vender gran parte del patrimonio familiar para atender las consecuencias de la ley de moratoria de Olaya herrera, que favoreció a los que no querían o no tenían la forma de pagar sus deudas y nos empobreció a los que queríamos honrar el cumplimiento de nuestras obligaciones; hicimos el equipaje cuando vendimos la cas de maceo, y nos mudamos a medellin buscando una mejor educación para los hijos, compartimos la alegria de verlos culminar sus estudios, y lloramos uno al lado del otro la partida de los seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada navidad y perdonamos nuestros errores... Ahora se ha ido, y estoy contento, ¿sabes por qué? Porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida, seré yo quien pase por eso y le doy gracias a Dios, la amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera. Ahí entendí el significado del verdadero amor.

A partir de ese ejemplo aprendí a amar a Stellita, por encima de todas las cosas del mundo, porque el amor se vincula al trabajo y al cuidado, porque el amor siempre suma, nunca resta, y en estado puro multiplica. Lao tse alguna vez dijo: “cuando el cielo quiere salvar a un hombre le envia amor”; por esto hoy quiero pedirles a ustedes hijos, que vivan sus matrimonios como ha sido la tradición familiar para que reciban la bendición de Dios, y que siempre tengan en sus corazones las palabras de la madre Teresa de Calcuta: “la piel se arruga , el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años... Lo importante es no cambiar de pensamiento y/o convicciones, porque esto no tiene edad. Después de cada línea de llegada, hay otra de partida, después de un logro, hay otro desafio... Mientras están vivos, siéntanse vivos", no se detengan y muestren orgullosos al mundo sus manos decoradas con el anillo de bodas.

Gracias señor por la gente que está escuchándome, por la alegria, por la presencia del amor, y sobre todo por haberme dado la mejor esposa, mi bella Stellita.

Bogota diciembre 8 de 2013.

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